“La nueva juventud”

Es indudable que algo está pasando en la juventud. Los medios de comunicación masiva han destacado lo que es: “la nueva juventud” enmarcada en el tema de las tribus urbanas. No es mi intención dilatarme acerca de éste tópico, pero si señalo que es lo que me motivó a escribir estas líneas es despertarme y prender la televisión y ver mozalbetes luciendo pintas que ya se lo hubiera querido alguno de los integrantes de Kiss: maquillaje, color de uñas, alisado y tinte en el cabello; preparación sagrada, rito que no puede ser encargado a un estilistas, sino es el propio usuario el responsable cada mañana en producir su apariencia particular ( dependiendo a que tribu pertenezca) antes por supuesto, de salir al mundo exterior.

¿Cómo es el joven?

El joven de estos tiempos nació en un ambiente que no existen mayores complicaciones, de alguna forma está todo preestablecido, la forma de resolver problemáticas tiene su solución en la tecnología, lo que trae a esta generación tenga una gran habilidad para el uso de computadoras y por consiguiente a la navegación en el ciberespacio. Si entramos al tema de Internet, el joven posee múltiples estimulantes para ir formando su propia identidad, un gran abanico de tendencias esperan a ser escogidas. Tomando la opción, el joven puedo autodefinirse a través de su fotolog -es un narcisista en potencia-mostrando su mejor cara ante los ojos de miles de personas que lo postean, y si la naturaleza fue esquiva, el fotoshop es una buena solución para afinar detalles. Todas sus alegrías y pesares quedaran plasmadas en su diario de vida virtual (el blog), sus momentos chistosos emitidos en su canal en youtube. Ya no necesitara salir de sus cuatro paredes para comunicarse con sus pares, el Messenger es una alternativa para quiénes carecen de habilidades sociales. El fin, el joven puede definirse como le plazca a través de la red, con una tendencia a lo rápido en inmediato en la resolución de los problemas producto del acostumbramiento a la tecnología, al uso del criterio de la supremacía del placer por sobre el rigor: sino me agrada un elemento me es sencillo mandarlo a la papelera de reciclaje, aplicado esto muchas veces a todos los ámbitos de la persona, más patente en las relaciones amorosa e interpersonales. Esto trae como consecuencia, que en ellos no exista mayor proyección en lo personal, y menos en lo social, como podría ser ideas de progreso para el país.

No es mi intención despedazar a la juventud, pero siento que la falta de identidad es colmada con elementos accesorios como son los estilos y formas de vestimentas, que sino son acompañados de ideas, son sólo una cáscara bastante frágiles, que no van más allá de una moda pasajera o una mera entretención momentánea susceptible de que una vez que termine su ciclo llegue a la papelera del reciclado. Lo anterior trae consigo, que cada vez existen más jóvenes intolerantes al fracaso, de hecho es el gran temor, que la publicidad y los medios han suscitado mediante el mensaje que la persona feliz es la exitosa; carentes de la idea que el fracaso es una etapa necesaria para ir progresando en la vida, el joven es proclive a ensimismarse y tomar vías inmediatas para apalear la sensación de frustración (alcohol drogas, e incluso llegar al suicidio.)

Todos como sociedad tenemos una gran responsabilidad para con ellos de integrarlos y hacerlos parte en un proyecto común, y como se suele decirse en los discursos de los políticos “la educación es clave” y por supuesto, ya que es la herramienta para que la persona se puede sentir útil, y conciente de que los problemas de la sociedad son también sus problemas y a participar en posibles soluciones.