viernes, agosto 21, 2015

Reseña del libro: Cuneo Nash, Silvio, Cine y Derecho Penal ( Editorial Universidad de Valparaíso, 2010)

Tal como lo introduce el prólogo esta obra es, original, ya que combina el arte del cine con la teoría del derecho penal con un sentido pedagógico.

Se origina este proyecto en un taller realizado en las aulas de la Universidad de Valparaíso, donde a través del análisis de diversas obras cinematográficas se analizan aspectos del derecho penal, generando en sus estudiantes una visión crítica y entendiendo el derecho punitivo desde una perspectiva más social.

Fue tal éxito de esta experiencia, que el docente motivado por sus estudiantes decidió plasmar en este texto en una obra que goza de coherencia interna entre una ciencia social y las artes. Incluso es más, tiene la virtud que un lector de cine o de derecho puede leerla con éxito de forma independiente.

En las 170 páginas se estructura en 5 capítulos más un epilogo y un apéndice. Donde, cada una de los capítulos vincula una obra del séptimo arte con un aspecto del derecho penal, como la pena de muerte, la naturaleza de la pena, derechos fundamentales involucrados en el castigo punitivo, la prevención del delito, etc. Es así, que, el primer capítulo relaciona dos películas de Giulano Montaldo ( Sacco e Venzetti y Giordano Bruno) con la pena de muerte; luego, el segundo, sobre los fines de la pena a la luz del “expreso de la medianoche” que analiza la pena como medio de prevención del delito a través del análisis del filme de Alan Parker. El tercer capítulo trata sobre el “neorrealismo italiano” y la coculpabilidad , y el cuarto, sobre Stanley Kubrick y las doctrinas preventivistas. El último capítulo es una interpretación del autor de “Saló” o “los 120 días de Sodoma”de Pier Paolo Saloni, un cuestionamiento a todo poder. Por último el capítulo denominado “Apéndice” se realiza el filme “400 golpes” de Traffaut” y el derecho penal del adolescente.

 El resultado de esta obra es abrir el derecho penal a través del séptimo arte que viene a mostrarle al ser del poder punitivo el mundo real materializado en el “chivo expiatorio”, la venganza, la culpa social, y en definitiva “el mal”. Y esto es evidente, ya que son los artistas que primero vislumbran problemas en los ámbitos sociales, jurídicos y políticos.

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